Este, por desgracia, no es un artículo sobre las hazañas ni anécdotas del eterno diez, que salen desde lo desconocido a partir del aniversario de su fallecimiento. Tampoco trata sobre un recuento de la carrera del enorme Maxi Rodríguez. Y tampoco del reciente campeonato del River de Gallardo. No, hoy nos centraremos en las gambetas del Gobierno Nacional que no terminan ni en un lindo caño, ni en un buen pase y menos en un gol sino que culminan en un pelotazo ahogado, que se va por la línea y casi de la cancha.
Lo que dispara este asunto es la sanción de una medida que a primera instancia parece simple -y que los defensores del Frente de Todos han simplificado aún más- y se trata del fin a los pasajes de avión en cuotas. Para los aplaudidores seriales, alejados totalmente de la realidad, ciudadanos refugiados en un mundo onírico luego del golpazo de las elecciones legislativas, es una maravillosa noticia porque argumentan “¡Si total no te ibas a ir!” o hasta en momentos poniéndose la capa de contadores y estableciendo en qué se puede o no gastar un salario
Lo cierto es que esto se trata de un ajuste directo, con el objetivo de que los preciados dólares no fluyan como el agua hacia el extranjero porque ¡qué malvada es la clase trabajadora que ahorra en dólares y pretende usarlos en un soñado viaje a Europa! ¡Quién habrá puesto en sus cabezas esos delirios de márquez multimillonario!
Entonces es momento de sacar la vieja pero eficiente excusa “Ah pero Macri…”. Sin lugar a duda sabemos que la situación actual se entiende y enmarca a raíz de la toma ilegal e ilegitima que tomó el gobierno de Mauricio Macri y que después fugó en casi su totalidad. Pero una cosa es entender eso y pedir que sean aquellos que tomaron la deuda los que la paguen y que tengan prisión efectiva y otra muy distinta es usar un capítulo muy duro para la clase obrera argentina y justificar tu ajuste con ello.
Por que si la medida es para frenar los dólares ¿por que nadie frena al ex presidente y a sus ministros por, repetimos, la toma ilegal e ilegítima de millones de dólares? ¿por qué sabiendo esto la seguimos pretendiendo pagar al día de hoy con el sudor del trabajador argentino? ¿En vez de ir cantando prohibiciones y aumentos a la clase trabajadora porque no se le hace lo mismo a los multimillonarios que desangran a la Argentina día a día? ¿Qué pasó con el “Impuesto a las grandes fortunas”?
Ninguna de estas preguntas entra en la cabeza del aplaudidor serial ni en el defensor burgués de turno. Pero la verdadera pregunta es: Si el Estado reconociera su error y empezara a atacar a la burguesía ¿podría con el desafío? En primer lugar esto es una pregunta enmarcada en una utopía: ¡Un Estado burgués acatando a su clase! Imposible. En segundo lugar le sería completamente imposible porque los aparatos estatales están hechos para controlar y boicotear este tipo de situaciones de forma efectiva (No hay que mirar más que los fallidos intentos de controlar a la burguesía imperialista del campo).
La solución para este proceso corto y sin perspectiva? Echar culpas a dos manos. Que si Macri, que si los troskos, que si no se quien. Mientras el militante de la excusa y el funcionario caradura hacen su acting el que sufre es el pueblo argentino pero principalmente la clase trabajadora. Los que ya no pueden ni soñar con un viaje es la clase trabajadora, los que pagan la deuda, los que se comen las balas de la represión, a los que les tiran por la espalda, los que ven como sube todo menos su salario.
Es por eso que debemos dejar las utopías de lado de una vez por todas. ¡La alternativa existe! lo sabemos muy bien y esa alternativa es el socialismo. Un modelo económico y político que tiene la solución a todos los problemas que el Estado Burgués no tiene porque se propone arrancar de raíz el problema principal: el capitalismo. Necesitamos construir y organizar esa alternativa en los barrios, las escuelas, los puestos de trabajo, los centros culturales, a lo largo y ancho del país. Basta ya de este peloteo sin sentido, basta ya de desangrar a la clase obrera y el pueblo argentino.
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